Lo cierto es que todas las bodas que hacemos las hacemos con muchísimo cariño, casi como si fueran nuestras. Pero en este caso, era así. Pedro era hijo de un muy buen amigo de Santi, y la ilusión por hacer este reportaje de boda era máxima. Pedro se cambió en su casa, en una casa que estaba llena de familiares y amigos deseando que comenzara la boda. Se anudó el nudo de la corbata junto a su hermano gracias a… bendito Youtube, pero no se notó absolutamente nada la falta de experiencia, porque le quedó perfecta al final.
Por otro lado estaba nuestra novia: Andrea. Que rebosaba de toda esa belleza que tienen las novias en su día especial pero además de muchísimo glamour. ¡Esta chica parece hecha para llevar siempre un vestido de novia! El vestido de corte princesa y con unos volantes realmente originales en la falda nos dieron muchísimo juego para las fotos durante toda la boda. El glamour no sólo estaba en la novia, sino en su casa que estaba preciosa y muy ordenada para la ocasión.
Llegó el momento de trasladar nuestro reportaje de bodas a la ceremonia, en este caso en la parroquia de Santa Bárbara. Normalmente, las bodas por la iglesia dan un poquito menos de juego a la hora de captar momentos que las civiles, pero este no fue el caso. Ambos novios pudieron mirar e incluso apoyarse en los padrinos dando lugar a instantáneas realmente bonitas e íntimas del momento.
Si os fijáis, cuando la novia entra realizamos una foto muy original que se hizo con teleobjetivo, es decir, no estábamos pegados a ella como suele ser lo habitual. Esto nos dio la oportunidad de tener un enfoque distinto del momento. Tras la ceremonia, hicimos unas divertidas fotos por el centro de Madrid. La ciudad, parecía que quería salir igual de guapa en las fotos y los transeúntes nos sirvieron de modelo en algunas ocasiones. Desde la Puerta de Alcalá hasta el Retiro, estuvimos también buscando lugares que no tuvieran transeúntes para realizar fotos en medio de la carretera que quedaron muy divertidas ¡Y eso que era un día soleado y con bastantes turistas, pero lo conseguimos hasta en la Puerta de Alcalá!
El banquete tuvo lugar en el Hotel Wellington, muy íntimo y familiar pero realmente divertido. El novio no se libró de que lo mantearan, eso por supuesto. Y Andrea en su lugar pudo posar con sus damas de honor, todas vestidas con un precioso color vino a juego con los complementos de los novios.